Bipolar
Después de una serie de hechos (auto) destructivos, a mi padre le habían diagnosticado con trastorno bipolar. Culminando una rápida sucesión de desastres de todo índole, fue internado en el hospital psiquiátrico por 1 mes. No le medicaron, no le ayudaron. Sólo lo separaron del mundo, donde tanto daño había logrado causar. Medio año después fue encarcelado por 3 meses; y ahí lastimado y humillado.
Falleció 1 mes después de su liberación. Eligió una salida difícil.
Fue un hombre inteligente, divertido, muy único en su forma de ser. Pudo haber logrado más y mejor… o ¿¡quizás no?!
La siguiente fue mi intento de entenderlo, desde su postura 2 años antes de su diagnosis.
¿Cómo sabemos que no estamos muertos?
¿Cómo podemos saberlo?
¿Qué nos hace vivos?
No puede ser sólo que nuestro corazón lata. El mío aún lo hace, sin embargo no me siento con vida… alguna vez lo hice…. alguna vez… hace mucho tiempo. De hecho parece ser tan lejano como si hubiera sido otra vida…. o ¿fue un sueño?… ¿o habrá sido un pensamiento? Un pensamiento pasajero. ¿Fue MI pensamiento? No puedo escuchar mis pensamientos del todo bien. No los de locura; esos sí los puedo oír. Están golpeando con fuerza justo en mi centro. Los que no puedo escuchar son mis pensamientos REALES. Son solamente ecos distorsionados de alguna manera desvaneciéndose como un zumbido distante en lo más profundo de mi mente. ¿Qué ES mi mente?… ¿Qué le pasó??… ¿Qué me ha pasado a mi???… ¿Qué he hecho?
Me siento tan entumecido… un especie de parálisis que se ha arrastrado sobre mí tan lenta y sigilosamente que aunque lo haya visto formándose y acercándose, parecía ser tan lento y tan lejano que nunca se me ocurrió que me podía devorar. Me tragó como una ola gigante de un tsunami arrasaría a una lancha de pesca…y ahora estoy consumido por este especie de hoyo negro, paralizante NADA asesina. Como lo mencioné, no puedo con honestidad decir que nunca lo ví venir, porque sí lo ví. Fui advertido más de lo que me gustaría admitir. Pensé que le ganaría. Que la dejaría tan lejos atrás que nunca me alcanzaría… sin embargo no solo lo hizo, sino yo mismo corrí directo a ella con una certeza descabellada… con todas mis decisiones, todas mis acciones… incluso con las que había evaluado cuidadosamente. ¡Estaba tan equivocado!… Fue la muerte arrastrándose sobre mí. No la muerte legítima, omniabarcante, piadosa… fue MI MUERTE… la de mi Alma.
Se marchito dentro de mí… me he estado pudriendo desde adentro hacia fuera. Mi cuerpo está en una sincronía absoluta con mi Alma… o lo que haya quedado de él… de ambos. Me estoy pudriendo en espectro completo. Piel, huesos y vacío.
Esta Nada es demasiado poderosa… la única cosa que me ha quedado por hacer es encarar las consecuencias de mis acciones y hacer las paces con mi propia autodestrucción que ejecuté con maestría. Quizás de esa manera pudiera dejar entrar un poco de luz… quizás esto le daría algo de razón a toda esta Muerte Viva… quizás la haría un poco más dignificada.
Lo hice. Lo hice TODO. Deseo no haberlo hecho… ¿o sí?
Interesantemente, la experiencia que viví 1 año después de su partida y describo brevemente en el artículo Linaje, me permitió una vista íntima de su condición.
Mi padre no me permitió ayudarlo… espero que tú sí lo hagas.