Los 6 ciegos y el elefante
Esta parábola de más de 2 mil años de antigüedad, con el paso del tiempo, en varias culturas y tradiciones religiosas y filosóficas ha compartido su sabiduría e invitación al pensamiento profundo subyacentes.
Originaria de la India, forma parte del acervo jainista, budista, sufi e hindú y en sus distintas versiones también ampliamente conocido en el mundo moderno.
La versión original expone los límites de la percepción ya la importancia del contexto.
Veamos de qué trata:
Cuentan que en el Indostán seis sabios ciegos decidieron estudiar al animal que nunca vieron, el elefante.
– ¡Ver no podemos, es claro, pero juzgar sí! – dijeron.
El primero se acercó al elefante, que en pie se hallaba. Tocó su flanco alto y duro, palpó bien y declaró “El elefante es igual que una pared! ”
El segundo, de un colmillo tocó la punta aguda, y sin más dijo “ ¡Es clarísimo! Mi opinión ya está formada: bien veo que el elefante es lo mismo que una espada. ”
El tercero toca la trompa y en seguida de este modo habla a los otros “ Es largo, redondo, algo repelente. ¡El elefante, es una inmensa serpiente! ”
El cuarto, por una pata trepa, osado y valiente. “ ¡Oh, qué enorme tronco! “- exclama. Y luego dice a los otros ” Amigos, el elefante es como un árbol añoso.”
El quinto toca una oreja y exclama “ ¡Vamos, amigos, todos se equivocan en sus profundos juicios! ¡Yo les digo que el elefante es como un gran abanico! ”
El sexto, al fin, agarra el rabo se aferra bien y por él trepa. “ Vamos, vamos, compañeros, ninguno en su juicio acierta. El elefante es… ¡Tóquenlo! una soga…Sí, ¡una cuerda! ”
Los sabios ciegos del Indostán disputan y se querellan, cada uno está seguro, de haber hecho bien su prueba.
¡Cada uno tiene un poco de razón: el elefante, al que nunca vieron, es un poco todo lo que ellos discuten, juzgan, y definen, sin más: pared, espada, serpiente, árbol añoso, gran abanico, y cuerda.
La versión jainista es conocida por la manera como el rey resuelve el conflicto. Es usada para ilustrar el principio de vivir en armonía con personas que tienen un sistema de creencias diferente, y que la verdad puede ser dicha de diferentes maneras, haciendo referencia a una de las ideas fundamentales de esta doctrina filosófica: Anekantavada.
El rey dice:
“Todos ustedes están en lo cierto. La razón por la que cada uno de ustedes esté diciendo diferentes cosas es que cada uno de ustedes tocó una parte diferente del elefante. Por lo tanto el elefante tiene todas las características que mencionaron.”
El conflicto de perspectivas
En líneas generales los ciegos descubren sus desacuerdos, sospechan que los demás no están diciendo la verdad y entran el conflicto de perspectivas. Para resolverlo dejan de hablar, comienzan a escuchar y colaboran para “ver” el elefante completo. También existen versiones donde un hombre vidente entra en la parábola y describe al elefante entero desde varias perspectivas. Los ciegos luego se enteran de que todos estaban parcialmente en lo correcto y parcialmente equivocados.
Según la observación de E. Bruce Goldstein en su Encyclopedia of Perception esta parábola se ha utilizado para ilustrar una serie de verdades y falacias. En términos generales, la parábola implica que la experiencia subjetiva de uno puede ser verdadera, pero que tal experiencia está inherentemente limitada por su incapacidad para dar cuenta de otras verdades o una totalidad de la verdad. En varias ocasiones, la parábola ha proporcionado una idea del relativismo, la opacidad o la naturaleza inexpresable de la verdad, el comportamiento de los expertos en los campos de las teorías contradictorias, la necesidad de una comprensión más profunda y el respeto por las diferentes perspectivas sobre el mismo objeto de observación.
Algo más
A la interpretación común me gusta agregar que ni la más precisa descripción del elefante realmente describe el elefante; solo lo que es perceptible de él para cada persona. Lo que es oculto para los ojos sólo se vuelve evidente para quienes somos lo suficientemente curiosos, intrigados y algunas veces intrépidos para explorarlo en sus profundidades. Esto requiere paciencia y motivación. Y los que somos astilla de ese árbol, eventualmente nos damos cuenta de que en realidad nunca llegamos a conocer el elefante para nada…en todo caso, es el recorrido que cuenta, no la meta.
Es un cuento al que con frecuencia recorro para enfatizar la importancia de estar abiertos a diferentes puntos de vista para cimentar relaciones sanas y desapego del control en el camino hacia la paz interior.
Cuando nos aferramos a sólo nuestra manera de ver las cosas, las delimitamos a exactamente eso: a sólo nuestra perspectiva.
Como en el caso de caballos domesticados eliminando su vista periférica con los parches de los ojos, a veces con arrogancia ciega e inocente insistimos en nuestra verdad, muchas veces sin siquiera considerar otras posibilidades. De esta forma eliminando nuestra capacidad de experimentar el TODO tal cual es: completo. ¡Que pérdida!
Durante varios años practique meditación profunda. Varias horas, todos los días, con dedicación, estructura y disciplina. Este estado de consciencia expandida con la práctica se volvió una maravilloso camino para recolectar joyas como ésta:
“La capacidad para realmente llegar a conocer algo está primero en aceptar la posibilidad su existencia y acercarnos a él de esta manera.
Mientras nos aferramos a que “no existe”, no se nos podrá revelar su naturaleza, ni sus características.”
Por favor léelo otra vez, pero esta vez realmente deja que te llegue.
Depende de cada quien la medida y la calidad de lo que percibimos de esta maravillosa y mágica existencia que nos rodea.
Nuestra percepción es formada por nuestra programación subconsciente; que a su vez está continuamente reforzada por nuestras vivencias; nuestra percepción de ellas. Una jerarquía enredada, tal como el dilema de la gallina y el huevo…
Y es ahí, donde reside la relevancia de este relato con la hipnoterapia: la posibilidad de implementar nuevos, positivos filtros de percepción, detectando, corrigiendo o reemplazando negativas o contraproducentes, resultando en una experiencia de vida firmemente plantada en el bienestar general.
¡En realidad el control está en tus manos!
¿Te muestro cómo encontrarlo?